Hoy se celebra el día mundial del autismo y hay tanto desconocimiento, entorno a esta condición, que desde aquí quiero tranquilizar a las personas que conviven cerca de mi.
A finales de marzo, cumplí 16 años.
La semana pasada, una persona dicen que con depresión, estrelló un avión con 150 personas, triste noticia, horrorosa, no sólo por lo acontecido. Sino por el estigma que ha puesto sobre las personas que padecen enfermedades mentales. Lo mío no es una enfermedad, es una condición en mi persona.
Hace varias semanas, tuve una mala reacción con un vecino, le tiré del pelo, duró segundos, pero mi madre no lo pudo impedir, nunca antes había ocurrido ésto.
La noche, anterior a mi cumpleaños, mi vecino vino a hablar con mi madre, quería ir a hablar con la psquiatra que me lleva, saber mi diagnostico y si había algo más, es más le comentó que había centros donde ingresan a los niños hasta que están perfectamente medicados.
Mamá le dijo, que había sido un hecho puntual, que no tenía que preocuparse de mi, porque yo soy transparente, se nota cuando estoy enfadada, que no hay maldad en mis hechos, es más el día que le agredí, por la noche tuve 3 crisis de epilepsia.
A las personas no nos gusta vivir con incertidumbre, nos gustaría tener la seguridad que cosas desagradables no van a suceder, pero el destino es caprichoso, por eso es mejor vivir sin miedo.
Cuando era un bebé nos hicimos esta foto, ni el alzheimer, ni el autismo, ni la depresión formaban parte de nuestra vida.
Con el autismo, hay mucho desconocimiento, y cuando se unen autismo y hormonas adolescentes, hay unas rabietas terribles, con tirones de pelo a mi madre y por desgracia, también lo he hecho con el vecino, pero mi madre confía en que haya sido un hecho aislado. Al menos, cada día, intenta ayudarme a superar mis miedos y rabietas.
Desde aquí, un abrazo para tod@s los que os acercáis a leerme.