martes, 2 de agosto de 2016

Pero qué pobres somos!!!


Hoy es el día 2 de agosto, día de Nuestra Señora de los Angeles y mamá, quería escribir sí o sí, para dar las gracias a tantos Angeles que encontramos en nuestro camino,  sería imposible nombrar a tantas personas, que con una mirada nos transmiten su amor, con acciones, todo para que nuestro camino pedregoso, sea lo más llano posible. 

El sábado teníamos previsto ir a la piscina, pero a las 8 de la mañana tuve mi primera convulsión y repetí a lo largo de la mañana, varias veces, a la 4ª mi madre me puso el buccolam y estando ya en el box del hospital volví a convulsionar y nuevamente me suministraron buccolam.
Cuando ya me subieron a mi habitación, a las 3 y media de la madrugada, vino Nicolás, un niño de 7 años con sindrome de West, un niño con una sonrisa preciosa y sus padres un encanto.  Fue su papá el que nos comentó lo de la dieta cetogénica y la película "First do no harm" así que mamá, tiene deberes que hacer.

Estando en el hospital, mi madre recordó cuando ella era pequeña y vivian en un pueblecito al lado de la montaña, vivian en una casita que no tenía habitaciones, las separaciones eran de cortinas, los niños siempre jugaban en la calle, mi mami tendría 8 años, las puertas de las casas estaban abiertas, y en esas horas de desvelo... recordó este escrito que leyó hace mucho tiempo que hoy quiere compartir.

Que los Angeles sigan velando por nosotr@s y por todo el mundo, hace falta mucho más amor en este mundo, y cada uno de nosotros tenemos la obligación de mirar al prójimo con bondad. Hace poco el Papa, puso en instagram "Misericordia quiero y no sacrificio"  <3


Una vez, un padre de una familia acaudalada llevo a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que viera cuán pobres eran las gentes del campo.
Estuvieron por espacio de un dí­a y una noche completa en una granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:
“¿Que te pareció el viaje?” – preguntó el padre.
“Fue fantástico Papá!” – dijo el hijo
“¿Viste que tan pobre puede ser la gente?” – preguntó el padre
“¡Oh, sí­!” – dijo el hijo
“Y… ¿que aprendiste?” – preguntó el padre
El hijo contestó:
“Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.”
“Nosotros tenemos una piscina con agua estancada que llega a la mitad del jardí­n… y ellos tienen un rí­o sin fin, de agua cristalina, donde hay pececitos y otras bellezas.”
“Que nosotros importamos lamparas del Oriente para alumbrar nuestro jardí­n…mientras que ellos se alumbran con la luna y las estrellas.”
“Que nuestro patio llega hasta la pared de la casa del vecino, ellos tienen todo el horizonte de patio.”
“Tenemos un pequeño pedazo de tierra para vivir y ellos tienen campos que van más allá de nuestra vista.”
“Que nosotros compramos nuestra comida;…ellos, siembran y cosechan la de ellos.”
“Nosotros cocinamos en estufa eléctrica…Ellos, todo lo que comen tiene ese glorioso sabor del fogón de leña.”
“Para protegernos nosotros vivimos rodeados por un muro, con alarmas….Ellos viven con sus puertas abiertas, protegidos por la amistad de sus vecinos.”
“Nosotros vivimos conectados al celular, a la computadora, al televisor… Ellos, en cambio, están “conectados” a la vida, al cielo, al sol, al agua, al verde del valle, a los animales, a sus siembras, a su familia.”
“Especialmente papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo y rara es la vez que conversan conmigo.”
El padre se quedó mudo… y su hijo agregó:
“¡Gracias Papá por enseñarme lo pobres que somos!


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