martes, 9 de abril de 2019

lágrimas agridulces

Ya estamos en abril, qué rápido pasa el tiempo...


Hemos pasado una semana intensa, intensa... Me comporté como una campeona al ir a hacerme una analítica, siempre soy muy buena paciente, pero si llego al centro y me siento, luego aunque sea mi turno, no me levanto, así que esta vez, fuimos las primeras y cuando llegó la enfermera, ya estaba sentada en la consulta y todo fue muy fácil.  Hacerse una analítica tiene premio y aunque estoy controlando la dieta, ese día el desayuno fue un lujo, con juguete incluido.

Fuimos caminando hasta el centro médico, porque tenía el aliciente de atravesar la feria, que estos días habían instalado cerca de casa :)

Mamá, está muy, pero que muy agradecida a todas las atracciones, a Isaías de las camas elásticas, que debe tener mi edad, mamá recuerda cuando su madre lo llevaba en brazos, era un niño como yo, 17 años que vamos a la misma atracción y disfruto como el primer día.



También tenemos que agradecer, al señor de la olla-rueda, que me permitiese subir, lo hice 2 veces, y aunque quise subir más veces, ya no pudo ser, porque el responsable tenía miedo de que me hiciese daño.

también subí al toro, con otros chicos de mi edad, me sentí verdaderamente feliz.

Pero cuando ya nos marchábamos y pasamos, nuevamente por la olla, quise volver a subir, y aunque mi madre me explicaba que ya había subido y que no era posible, empezaron a caerseme las lágrimas, (a mamá se le partía el corazón) y llorando dije: "la Isabel tiene autismo"

Por la noche, mi madre no podía dormir, recordaba mis lágrimas y lo consciente que era de la realidad, lo que me limita, ser una persona con autismo :(

Pero esas lágrimas agridulces, son lágrimas de esperanza, porque no dejaremos de luchar, para integrarme y disfrutar, igual que lo hacen otros jovenes, al día siguiente volvimos a la feria, y al pasar por la olla, yo misma decía: ya te has subido 2 veces, ahora les toca a otros niños.

Qué rápido, pasa el tiempo... ahora a esperar al año que viene.
MoralejaEl amor y el tiempo

Había una vez una isla muy linda y de naturaleza indescriptible, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre; El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría… como también, todos los demás, incluso el AMOR.
Un día se anunció a los sentimientos que la isla estaba por hundirse.
Entonces todos prepararon sus barcos y partieron. Únicamente el AMOR quedó esperando solo, pacientemente, hasta el último momento.
Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el AMOR decidió pedir ayuda.
La riqueza pasó cerca del AMOR en una barca lujosísima y el AMOR le dijo: “Riqueza… ¿me puedes llevar contigo?” – No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento, AMOR…
Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnifica barca. “Orgullo te ruego… ¿puedes llevarme contigo?
No puedo llevarte AMOR… respondió el Orgullo: – Aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y ¿Cómo quedaría mi reputación?
Entonces el AMOR dijo a la Tristeza que se estaba acercando: “Tristeza te lo pido, déjame ir contigo”. – No AMOR… respondió la Tristeza. – Estoy tan triste que necesito estar sola.
Luego el Buen Humor pasó frente al AMOR, pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.
De repente una voz dijo: “Ven AMOR te llevo conmigo”. El AMOR miró a ver quien le hablaba y vio a un viejo.
El AMOR se sintió tan contento y lleno de gozo que se olvidó de preguntar el nombre del viejo.
Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue. El AMOR se dio cuenta de cuanto le debía y le pregunto al Saber: “Saber, ¿puedes decirme quien era este que me ayudo?”.
-“Ha sido el Tiempo”, respondió el Saber, con voz serena.
-¿El Tiempo?… se preguntó el AMOR, ¿Por qué será que el tiempo me ha ayudado?
Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuan importante es el AMOR en la vida.

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